
Esta adaptación de la novela gráfica de Andy Diggle sigue a un grupo de soldados de la CIA en misiones secretas, que tras un percance en el que mueren varios niños, son dados por muertos o fugitivos en tierras sudamericanas.
Su plan es regresar a Estados Unidos con el fin de dar caza a quien los traicionó.
Así de simple. El argumento, escrito por James Vanderbilt y Peter Berg quienes ya firmaron la similar The Rundown, no trata de ser un análisis de la situación socioeconómica de países latinoamericanos; tampoco es una crítica a las aventuras foráneas de las agencias secretas norteamericanas, y ni mucho menos indaga en las personalidades de los protagonistas de la función, cuya misión es, simplemente, apretar el gatillo antes que lo haga su enemigo.
La historia es sólo una excusa para que el director francés Sylvain White (Stomp the Yard) orqueste un conjunto de escenas de acción absolutamente sobresalientes, hilarantes y explosivas (a destacar ese plano de Zoe Saldaña, con el sol detrás de ella, en lo alto de un edificio con un lanzacohetes lista para ejecutar a su siguiente víctima; la estrella de Avatar de nuevo demuestra que no hay nadie como ella a la hora de empuñar un arma).
La carismática presencia de Jeffrey Dean Morgan (Watchmen), la citada heroicidad de Saldaña, el mutismo acertado del catalán Óscar Jaenada (el futuro Cantinflas de la biografía cinematográfica de la legendaria estrella mexicana) y la villanía deliciosa de un felizmente recuperado Jason Patric (Lost Boys, Speed 2: Cruise Control) sólo hacen redondear una producción que cumple, de sobras, con sus intenciones.
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