
"Un vendedor me convenció en un mercadillo nocturno de que comprara las píldoras azules", confiesa en el diario el músico, que según cuenta se tomó una inmediatamente.
De vuelta al hotel con compañía femenina "me tomé otras dos", explica. "Seguramente (fueron) demasiadas. Al día siguiente tenía la cabeza como un bombo y la visión borrosa", relata Kaulitz, que se resintió durante casi dos días de los efectos de las píldoras.
Su hermano y cantante de Tokio Hotel Bill Kaulitz le recrimina en el mismo periódico que a él "no le hace falta tomar esas porquerías. Se pasa el día de todos modos permanentemente excitado".
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